miércoles, 31 de octubre de 2007
XI
1. Ahora era inicio de mi aventura. Me pase todo el día escribiendo el inicio de este viaje. Sabía como inició, pero su final era una incógnita. Esta vez no había pasado mi tiempo buscando respuestas o haciendo deducciones. Simplemente descansaba mi mente, evocaba recuerdos de mi infancia y disfrutaba cada tiempo y lugar en el que estaba posesionado.
Ella despertó cerca de la puesta del sol. Seguía con el semblante serio. Enseguida, tomó sus ropas y entró en el baño. Supuse que sería tiempo de partir, así que comencé a arreglar mis pocas pertenencias. Casi ninguna. Salió de la ducha, y se dirigió a la cama.
- Usa estas prendas. Elige lo más cómodo. Toma una ducha, Saldremos en unos minutos.-
-
- Espero que me quede. – y sonreí un poco.
- Te aseguro que sí.- y esta vez se notaba mas tranquila.
Y entonces me dirigí hacia el baño. No era muy grande, pero si tenía un aspecto muy hogareño. El agua cayendo sobre mi me hacia sentir tan cómodo. Pensé en tomarme más tiempo para disfrutar las sensaciones, pero recordé que estábamos cortos de tiempo, así que me apresuré. La ropa que había tomado realmente me ajustaba a la perfección, y me sentí muy cómodo con ella. Salí de la ducha, arreglé mi cabello, cepillé mis dientes, y estaba listo para lo que viniera.
Apenas salimos y un auto del aeropuerto tomó nuestras pocas pertenencias. Estábamos en la parte de atrás, viendo las el bullicio de las personas, que corrían desesperadas buscando un lugar para protegerse de la repentina lluvia que hacía presencia unos momentos después de salir del hotel. De pronto ella comenzó a hablar.
- Estos papeles son tuyos. – y me alzó un fólder color verde. – Memoriza los datos, para no tener problemas con migración o con alguna autoridad.-
- La información presentada aquí no es del todo correcta – repuse.
- Tu solo confía, controla tus nervios. Iremos a Inglaterra, existe información que tal vez una pieza esté ahí, o que nos pueda guiar hacia ella. Te advierto, no seremos los únicos, así que permanece siempre conmigo, y si por alguna causa nos separamos, no trates de pedir ayuda. Nadie te creería, solo busca mi portátil y las instrucciones para ese tipo de situaciones estarán al alcance de tu mano. –
- Claro que lo haré. Creo que no haré más preguntas hasta llegar al lugar. Todo en su justo momento – dije.
- Perfecto – y sonreímos.
Llegamos al aeropuerto y seguimos los procedimientos de rutina. En dos horas abordamos nuestro vuelo, y ahora estábamos rumbo hacia algo desconocido para mí. Me dispuse a tomar una siesta, sería un largo viaje.
Llegamos a Londres por la mañana. Clásica estampa de película. Pensé que nos quedaríamos ahí, y que podría visitar los lugares más importantes pero me sorprendió mucho la decisión que tomaría. Tomamos nuestro equipaje y partimos rumbo hacia la estación de tren más cercana, para dirigirnos hacia Durham. En mi vida había escuchado de ese lugar, pero estaba muy emocionado por conocerlo. El clima era muy lluvioso, había pocas personas en la calles, no estaba muy complacido con la vista.
Llegamos a la estación llamada Waterloo. Un lugar muy agradable, con un toque clásico, como todo en la ciudad. Es la mayor estación de trenes de Inglaterra. Es muy conocido su Arco de la Victoria, hecho de piedra de Portland. Está dedicado a los ferroviarios ingleses que lucharon en la I y II guerra mundial. Eso decía en la guía de turistas que obtuve en el aeropuerto.
Ángela hablaba perfectamente el inglés, así que no tuvimos dificultad alguna en conseguir lo que necesitábamos. Abordamos nuestro tren cerca del mediodía. A donde fuéramos no importaba, pues todo era nuevo para mi, y eso era lo mejor que podía ocurrirme.
Llegamos más pronto de lo esperado a Durham. Se respiraba el ambiente otoñal, mientras caminábamos hacia la salida de la estación de trenes. Era una ciudad medianamente pequeña, donde pudimos constatar que la gente era muy amable. Lo mejor, la catedral frente al castillo, vista magnífica que nunca olvidaría.
Nos dirigimos hacia una vieja construcción llamada el Muro de Adriano. Era una vieja construcción que daba constancia de la grandeza del Imperio Romano. Aunque desgastado por el paso del tiempo, eso lo hacía más imponente. Ella parecía inquietarse, pues esperaba a alguien y no se presentaba. El ocaso hizo su aparición y teníamos que regresar para buscar algo de hospedaje, pues nuestra intención era regresar el mismo día a Londres.
martes, 11 de septiembre de 2007
VUELVO A EMPEZAR
Reflexión que sólo puede surgir de quien ha atravesado el doloroso camino de la equivocación, y del que ha salido airosa para compartir estas líneas maravillosas.
Esperamos que para ti, también sean de gran interés y ayuda.
Yo, que creí saber tanto respecto a relaciones amorosas, últimamente, sin querer y observando mis experiencias, mis aciertos y mis errores, he visto que en esta materia , aun me falta tanto por aprender , por entender, por cambiar, por corregir, por aceptar, por mejorar...
* Debo aprender que no debo poner toda la motivación de mi vida en una persona.
* Debo entender que no se debe rogar amor y que una relación de pareja no es para vivir angustiada.
* Debo aceptar que en el amor, como en cualquier otra cosa de la vida, existen los tropiezos, las caídas y los dolores, y el miedo lo único que hace es dificultar más las cosas.
* Debo aprender que no es bueno sobrevalorar, endiosar, ni idealizar a nadie. Porque todos somos humanos, y no debo esperar de mi pareja más de lo que puedo esperar de un ser humano.
* Debo aprender que es bueno ser como soy, siempre y cuando eso no implique faltar el respeto a quien esté conmigo.
* Debo aceptar que en algunas ocasiones es necesario pasar por un gran dolor para conocer una gran felicidad, ya que a veces el suelo del fondo es el más apto y firme para brincar.
* Debo tener presente que el sentir algo hoy, no implica que lo sienta mañana, y así como me permito disfrutar, también debo permitirme llorar, ya que el dolor es parte de la vida, al igual que el placer.
* Debo entender que la comodidad que me brinda la rutina es falsa, porque la vida está en constante cambio, por eso es necesario aprender a tolerar la inseguridad natural que se maneja en la vida cotidiana.
* Debo aceptar que los planes pueden desaparecer en un instante, porque el futuro se mueve como él desee y no como a mí me de la gana. Si éste me permite hacer algunas cosas sobre él, debo estar agradecido y no lamentándome por todo lo que no pude hacer.
* Debo aceptar que alrededor del amor, la sociedad ha creado muchas cosas que son un fraude. Por eso debo dejar de volverle la cara a la verdad sólo por seguir en una falsa comodidad o por miedo al dolor.
Si la vida me demuestra que aquello en lo que puse mi corazón es una mentira, debo aceptarlo; llorando, desahogándome y renaciendo como la nueva persona que seré.
* Debo mejorar mi autoestima... Para que la partida de quien quiero no me haga sentir despreciada, humillada o rechazada. Para no ser tan sensible al abandono. Para que no hiera mi ego. Para no terminar creyendo que me dejaron por fea o por tonta. Para poder aceptar que simplemente funcionó el tiempo que tuvo que funcionar. Para no arrastrarme poniéndome de alfombra a los pies de nadie.
* Debo aceptar que a quien le agrado hoy, no es seguro que le agrade mañana. Y eso no tiene por qué ofenderme si lo acepto. Si acepto que a veces las personas no pueden dar más. Si acepto que quien esté conmigo tiene derecho a no estarlo y a que yo ya no le guste. Si acepto que quien amo, tiene derecho a tomar sus propias decisiones, aunque a mi no me satisfagan.
* Debo recordar que a veces, lo bueno se obtiene esperando y presionando se arruina. Por eso es necesario tener paciencia, esperar tranquilamente y recordar...
* Que la impaciencia es producto de un impulso emocional que tal vez pronto pasará. Que la impaciencia asfixia a quien está conmigo. Que la presión se puede convertir en irrespeto.
* Que tomar una decisión mientras estoy impaciente es peligroso, porque estoy influida por un estado emocional extremo y pierdo toda objetividad, ahí no va mi verdad, va mi impulso, mi compulsión , y podría hacer algo de lo que me arrepienta.
Además, si soy paciente no veré como sufrimiento el tiempo que estoy en espera lo que me decías ayer. Debo aprender a no ser posesiva. El que alguien se vaya no es perder una pertenencia que me gustaba mucho. Mi pareja no es mía, es prestada, y "su dueño" tiene derecho a llevársela cuando desee.
Y aunque "ser dueñ@" de alguien brinde más seguridad que tenerlo prestado, debo entender que eso es una ilusión. Aunque crea que es mío, no lo es, por lo tanto...
- No puedo decidir sobre la vida de quien esté conmigo.
- No puedo esperar que haga sólo lo que yo desee.
- No puedo controlarle , manipularle, adueñarme de él, ni controlar su destino.
- No debo reclamarle a la vida porque me quitó lo que me prestó.
Pero sobre todo...
Debo aprender que nunca dejaré de aprender, y que mientras continúo aprendiendo, debo permitirme vivir y sentir.
Y ahora, que me empiezo a recuperar de los dolores que sufrí gracias a que ni siquiera había aprendido que había mucho que aprender, lo único que me queda es, tomar un gran suspiro y decirme a mí mismo...
VUELVO A EMPEZAR ...
sábado, 8 de septiembre de 2007
X
El amanecer comenzaba a mostrarse. Estaba en el lado del copiloto, fingía dormir, pues aunque quisiera no podía hacerlo. Era extraño saber que hace unos instantes acababa de morir y perder todo lo logrado. No podía asimilar que ahora empezaba una nueva forma de vida, que las esperanzas de volver a mi pasado era prácticamente nulas, que parecía despertar de un extraño coma. Estaba triste, confundido, emocionado, no sabía como evitarlo. No quería que ella se percatará de lo que me pasaba, teníamos suficientes problemas los dos como para cargar con el peso del otro. El camino era tranquilo, las montañas se agigantaban, y la poca luz que llegaba se opacaba debido a las inmensas nubes que poblaban el cielo. Un típico amanecer de otoño.
De pronto, la lluvia se precipitó sobre el camino. Agua sobre todo a nuestro alrededor, parecia limpiar los errores cometidos, y consigo se llevaba también los aciertos. Realmente deseaba que lloviera. Después de la precipitación, vendrían cosas mejores. Y en ese amanecer, decidí por fin dormir. A fin de cuentas, el ambiente ahora era propicio.
Estaba dentro de una habitación. La lluvia era mas intensa. Las nubes no dejaban rastro de claridad. Permanecía solo, tenía una vela que alumbraba muy poco la habitación. El clima era melancólico. Y yo lo estaba también. Me levanté de mi cama y caminé hacia la ventana. De pronto, el viento hizo presencia. Con fuerza movía los árboles, casi los arrancaba de su base, el agua parecía golpear mi cristal. Temía lo peor. Y hacia el final, una figura se acercaba entre la tormenta. Solo notaba su mirada, tenia un toque de confianza. Se acercó lo suficiente y puede ver que era yo. Me miraba, y con un guiño, se daba la media vuelta y se alejaba. Después de eso, y a pesar que la tormenta crecía incontrolable, sentía que podía conseguirlo. Ahora confiaba en mi, no temía, pues sobre esas nubes aun estaba la luz.
Desperté con el sonido del locutor, que anunciaba la hora. Era cerca del mediodía. Estábamos en un semáforo, la lluvia se había ido. Era el centro de la capital, el bullicio a su máxima expresión. Ella se notaba agotada por el viaje, decidí que era tiempo de que yo tomara el volante, solo necesitaba que me indicara hacía donde nos dirijíamos.
- Disculpa, te ves cansada. Yo me siento mucho mejor. Puedo manejar.-
- No te preocupes, vamos hacia un hotel cercano a descansar un poco. Nuestro vuelo sale en la noche. -
- ¿Hacia donde vamos?- pregunté.
- Aún no lo sé. Aqui tengo toda tu documentación. Revisa tus datos. Si necesitas algo, podemos ir a comprarlo mas tarde. Por ahora quiero dormir.-
- Creo que lo necesitas. Quiero comer algo. Solo desearía mi portátil. Pero no puedo regresar. -
- No te preocupes. Hablaremos de eso después.-
Llegamos a un hotel de mediana categoría. Tomamos una sola habitación, que realmente, a pesar de su sencillez, lucía muy cómoda. Mientras ella tomaba una ducha, yo bajé a un restaurante cercano para comprar algo de comer. Regresé a al cuarto, y ella ahora vestía ropa muy cómoda. Nos sentamos a la mesa, y comimos. Ninguno de los dos dijo nada. Parecía que yo estaba solo, y ella a su vez también. Terminamos nuestros alimentos, y se recostó sobre la cama. Y ahi quedó durmiendo plácidamente, como hace algunos días la había tenido en mi habitación.
Al no tener nada que hacer, tome un diario, y lo leí por completo. Aun seguía aburrido, pero no pensaba salir. Necesitaba algo que ocupara mi mente, asi que conseguí una libreta en la recepción y comencé a escribir. Tal vez sería al demasiado cursi, pero quería dejar plasmada esta vivencia, tan siquiera por si llegara a pasar algo, mi familia supiera la verdad. Recordé los sucesos de nuestro primer día, y los plasmé en la libreta. Si en un papel se quedaba mi vida, en este otro comenzaría una nueva.
sábado, 25 de agosto de 2007
Y sigue la mata dando
Aficionados que viven la intensidad del futbol...
viernes, 24 de agosto de 2007
Descubrimientos
La vida o mejor dicho, personas que se cruzan en tu vida. De repente comienzas a conocer a alguien de la forma más inesperada. Alguien que conocías, pero muy supérfluamente. Tanto que tal vez habías hablado con ella un par de veces y sobre cosas sin importancia y de pronto, sin saber como ni porqué descubres que te la pasas super bien hablando con esa persona con la que no tenías ninguna relación y que compartes muchas más cosas de las que hubieras podido imaginar.
Me encanta que la vida dé estas sorpresas.
IX
VITE COMENTA:
Continuamos con el capitulo numero 9. Esta historia esta medianamente extensa, agradezco sus comentarios, y disculpen por no subir muy a tiempo, es que las plàticas nocturnas estan de a peso jajajaja. Gracias por los comentarios de Viremar y Guillermo, asiduos lectores de este humilde espacio. Trataremos de hacer esto más digerible y constante. Saludos
Despues de conocer el motivo de la visita de la extraña chica, nos quedamos sin mucho que decir. ¿Cómo podía tener ese objeto sin darme cuenta? ¿Y cómo sería? Pero lo que más me intrigaba era que si todo se trataba de un error, ya nos volveriamos a ver. No se porque esas ideas se balanceaban en mi cabeza, solo estaban ahi, tomando más importancia de la debida. Respiré profundamente y en tono serio dije:
- Entonces debo empezar a buscar dicha pieza y entregártela, para que no nos causemos más molestias de las debidas. -
- Eso no será tan fácil. -. Eso no me daba buena espina, y más porque cuando nos conocimos mencionó que me protegería. Ahora debía saber el poque de tantas atenciones.
- Ahora saben quién eres y tu vida corre peligro. Se que no es fácil escuchar esto, pero es mejor que lo sepas de una vez. Necesito que me des la pieza, solo así podré protegerte. -
- Puede que tengas razón, tal vez esté conmigo sin darme cuenta. Pero, si te la entrego, ¿todo acabará, verdad? - Me miró con un dejo de compasión y dijo:
- Lo siento. Tu vida ha sido marcada.-
- ¿Marcada? - exclamé.
- Desde el momento en que has sido portador de ella, eres parte de su vigilancia. Te buscarán, y la tengas o no, eso no les importará. Solo nosotros podemos protegerte, pero el precio es muy alto. Serás prácticamente borrado. Empezar desde cero. No voy a obligarte... lamento mucho que tenga que ser tan difícil de enteder. -
Sus palabras hiceron eco en mi, no sabía como actuar. La mayoría de mis dudas estaban aclaradas, ¿pero de que sirvió? Tenía que tomar una desición, analizar y elegir que sería lo mejor, no solo para mí, sino para mi familia y amistades. Perder todo lo que había conseguido con tantos años de esfuerzo me inquietaba, pero no quería que alguién más saliera lastimado. Creía que tenía que pensarlo, pero la decisión ya estaba tomada. Solo que buscaba pretextos para cambiar de parecer. Me rehusaba a creer que un objeto del pasado decidiría el rumbo de mi destino. Mis amigos, mi familia, mis sentimientos, tendrían que derramarse sobre el mar de la fortuna. Por otro lado, lo vivido dias antes me hacía sentir emociones que no había experimentado jamás. Algo en mí deseaba explorar más, adentrarme, y sabía que la desición estaba ahí, casi inclinada hacía esas experiencias.
- Sabes, es algo difícil de decidir. Pero creo que tu yo sabemos que es lo mejor. Toda mi vida anterior serán mis sueños, pues de ahora en adelante comenzará la realidad. Espero que no equivocarme, aunque si lo hago, tengo el consuelo de haber disfrutado lo mejor que pude mi existencia. -
- Tienes razón. Pero ahora, serás mi familia, y no estarás solo. Descansa y recupérate, mañana te expondré lo que vamos a realizar -
- ¿Y que le diré a mi familia? No puedo irme asi como así. -
- Pues podemos ..- sonó su teléfono celular. - Discúlpame un momento.- y salió de la habitación.
Me quede reflexionando sobre cómo sería mi vida de ahora en adelante. Y como me despediría de mi familia. No quería mentirles, pero tampoco podría mostrarles la verdad. Estarían en mayor peligro. Y esa era la razón de mi partida. no debían cargar con el peso de mis problemas, pues creo que en estos momentos nadie más que ella podría ayudarme. De pronto, entró súbitamente a la habitación.
- Nos iremos en una hora. Ya están en camino. Tenemos que irnos. - Se apresuró a ordenar las pocas cosas que tenía en el cuarto. Sólo la observaba y empecé a temer lo peor.
- Haz una nota. No escribas nada de lo sucedido. Después habrá tiempo aclarar esto. Por nuestra seguridad no podemos esperar más tiempo. Tienes 20 minutos, mientras consigo la papelería necesaria. -
Me quedé helado frente a aquella orden. Como decir adiós a tu vida en algo tan simple como un trozo de papel. Pensé que tendría unas horas para disfrutar con mi familia y amigos. Pero ahora tendría que irme sin más ni más. Sólo dejar un escrito, con palabras que no expresarían lo que realmente quería mostrar. Pero no podía perder más tiempo. Era poco y muy valioso para hacerlo. Como pude, y con las palabras que estaba en mi mente, escribí una nota, y la firmé. La dejé sobre el buró junto con una medalla que me había sido regalada por mi abuela. Esperaba que comprendieran, pero sabía que sería muy difícil.
De pronto, ella regresó con una silla de ruedas y vestida de enfermera. Buen plan para pasar desapercibidos. Salimos rápidamente del cuarto, tomamos el elevador y llegamos al estacionamiento. No encontramos seguridad alguna, asi que las cosas resultaron más fáciles de lo planeado. Encontramos de nuevo aquél auto, subí rápidamente aceleró. Solo miré hacia atrás y pude observar que dentro de aquel hospital, se quedaba toda mi vida en una hoja de papel. Tomó mi mano, y dijo: -Todo estará bien -
sábado, 18 de agosto de 2007
VIII
VITE COMENTA:
Capítulo 8. Gracias por las criticas.
Desperté alrededor del mediodía. Estaba muy hambriento. Mi madre me preguntó como me sentía, y porque había tenido aquél accidente Siguiendo el consejo de Ángela, le dije que no recordaba muy bien las cosas y enseguida me cuestionó sobre lo que había hecho aquella noche. Además, recibí una reprimenda por no haber avisado de mi situación. Después de eso, no hubo más cuestiones, sino cuidados. De pronto aquél solitario cuarto se pobló de familiares y amigos. Algunos preocupados, otros serios, y demás contentos por mi recuperación.
El resto del día fue para descansar y periódicamente las enfermeras acudían a realizar los cuidados necesarios. La comida era pobremente deliciosa, ya quería abandonar aquel lugar. Mi madre dejó de preocuparse, y a pesar de su cara larga, hice que fuera a descansar a casa, ya que el médico había dicho que mañana sería dado de alta.
La enfermera del turno vespertino me dió los últimos medicamentos, y me dijo que descansara. Si requería algo, solo accionara el intercomunicador y el personal en turno vendría inmediatamente. Demasiadas atenciones, después de todo, el lugar no estaba tan mal. Nunca había estado internado, y siempre que acudía por algún motivo a visitar a alguien en esa situación, no podía soportar mucho tiempo el encierro. Pero ésta vez lo disfrutaba, me sentía seguro después de tantas emociones vividas y quería recuperarme.
Traté de dormir al salir la enfermera pero alguien toco la puerta, y le dije que podía pasar. Era Ángela. Estaba aquí, de nuevo. Me saludó y se sentó a mi lado. Traía un pequeño bolso consigo. Estaba vestida como toda una ejecutiva o mujer de negocios, muy formal. Realmente era una chica muy atractiva.
- Hola, ¿como se encuentra el enfermo hoy?. - preguntó con voz muy suave.
- Me siento muy bien, aunque con algo de hambre. La comida de éste lugar sabe a nada - repuse.
- Lo imaginaba. Te traje algo de comer. No es mucho pero es para que no extrañes el mundo exterior. - sonrió pícaramente, y sacó de su bolso una pequeña hamburguesa, que en pasadas ocasiones sería algo desagradable, resultó un manjar. Mientras comía, ella estaba muy pensativa, y en momentos me miraba con mucha atención. Debía haberme puesto nervioso, pero estaba realmente disfrutando aquel alimento que solo pensaba en eso. Al terminar, comenzamos a hablar.
- Oye, ¿que clase de accidente fue el que tuve? ¿Tú me trajiste aquí? ¿Qué fue lo que pasó? -
-Disculpa por que las cosas hayan sucedido de esa forma. Mis superiores no confiaban en ti del todo, pero después de lo ocurrido aquel día, no les quedó ninguna duda. No podíamos llegar a un hospital asi como asi. Por eso te di ese tranquilizante. Simulamos un accidente de auto, y lo demás lo supones. Te trajeron aquí, te atendieron y se avisó a tus familiares. -
- ¡Pues si que me sorprendes, pues ahora hasta sin auto me quedé ! - le repliqué.
- Será reparado y todo lo haremos nosotros, no te preocupes. Y una vez más, discúlpame -
- No te preocupes, - le dije - Solo quiero que termines de decir las cosas.-
- La persona que trajo consigo las piezas de África a Europa estuvo internado en un hospital psiquiátrico por 10 años. Según sus expedientes, decía que había voces que le ordenaban salir y recuperar lo perdido años antes. Mencionaba que lo atormentaban todas las noches. Hubo días enteros que estaba en éxtasis, escribiendo extraños tratados en una lengua muy antigua. Hasta que un día uno de sus enfermeros fue asesinado. La última vez había sido visto asegurando aquel enfermo. Cuando lo encontraron, aquel hombre estaba con el cuerpo desmembrado, pero las partes habían sido unidas por gruesos cables, como si fuera una marioneta humana. El enfermo había sido atado a su cama de seguridad. Nadie dió crédito a lo que había sucedido, trataron de culparlo, pero no había pruebas suficientes para hacerlo. Asi ocurrieron cuatro muertes más, hasta que un día aquel hombre desapareció misteriosamente. Su nombre era William Onan -
- Meses después de aquel incidente, el hijo del Dr. Phineas sufrió un atentado. Permaneció en coma dos años, sus trabajos habían sido robados y toda su familia había sido asesinada. Antes de este incidente, el se había dado cuenta que las piezas formaban parte de una llave, pero no sabía la puerta ni hacia donde conduciría. Estaba seguro de algo, lo que había detrás de todo esto no era muy alentador. Decidió formar un grupo que se encargase de encontrarlas, tarea casi imposible, pues estaban perdidas alrededor del mundo. Llevamos años trataron de recuperarlas, y solo hemos conseguido tener una sola.... -
- Espera , - la interrumpí - y entonces porque vienen a mí. Yo no tengo ninguna de esas piezas. Tal vez están en un error- repuse.
- Está contigo sin darte cuenta, no nos podemos equivocar.-
Era muy extraña su historia, pero le creía. Pero no podía pensar que yo tenía aquella figura en mis manos, y sin darme cuenta. Como sería lo que buscaban Y donde podría estar. Necesitaba hacer memoria de todas las cosas de las que estaba rodeado, para poder descubrir parte del misterio.
VII
Saludos bien amados y mal odiados lectores. Debido a imprevistos en nuestro itinerario (bendito iSketch y Skype) no subimos alguna información. Les dejo por el momento el capítulo 7, y mañana el 8. Espero les siga siendo de su agrado. Dejen sus comentarios y opiniones, se las agradecería mucho. Sin más misterio les dejo mi humilde escrito........
Es algo muy extraño de mencionar, pero cuando era niño, la oscuridad era algo indiferente. Me molestaba que mi hermana se asustara por no tener la luz de su habitación encendido, cuando a mi realmente me divertía estar a oscuras. Podía imaginar muchas cosas, exaltabas la mente creativa y si tu cansancio te vencía, era más fácil encontrar el sueño.
No se a que altura de mi vida eso dejó de suceder. Solo en ciertas ocasiones podía conciliar el sueño a oscuras. Solía ocurrir que mi mente empezaba a divagar, pero siempre había algo que me asustaba, que hacía que tuviera que encender la luz, y dormir en esas condiciones. Tal vez ahora comprendía el porque del actuar de mi hermana. Era una de mis cualidades, o defectos, según sea el caso.
Ahora me encontraba en esa desagradable situación. Era una oscuridad total, y un silencio sepulcral. No sabia donde estaba, solo permanecía recostado, no sentía mi cuerpo. Ni siquiera podía moverme, hablar, gritar. Hasta dudada que estuviera respirando. No se que podía haber pasado, tal vez estaba muerto, o era un juego más de mi mente suspicaz.
Solo podía distinguir el techo de aquel cuarto, en el cual no había nada fuera del otro mundo. Repentinamente, el sueño de apoderó de mi, mis ojos empezaron a derrumbarse y mis fuerzas se extinguían. Fatiga total. De pronto, unos pasos se acercaban, con una pisada firme. Eran mas de dos personas, lo sabía, pero no deducía cuales eran sus intenciones. Quería abrir los ojos y gritar, correr, huir, llorar, pero no podía. Temí lo que sucedería, Dios mío, que termine pronto.
- Se encuentra anestesiado. Dormirá por doce horas. Su salud es estable, no se preocupe. Mañana le haremos una revisión, y si todo sale bien, tal vez sea dado de alta pasado mañana. – dijo tranquilamente aquella voz, que pertenecía a un hombre.
- Gracias a Dios, doctor. Iremos por un café y regresaremos para pasar la noche con el. - Esa voz era de mi madre.
¿Cómo pudo enterarse de lo que me había pasado? ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde que estaba en el auto? ¿Dónde estaba Ángela? ¿Era todo un sueño? ¿O tal vez una gran mentira? Mi mente no pudo con más confabulaciones, y cayó en un profundo letargo.
Descansaba en aquél hospital. De pronto tenía hambre y sed, me sentía mucho mejor. Mi respiración era normal, el dolor se había ido, aunque aún estaba un poco aturdido por el tiempo que estuve en cama, supuse que había sido demasiado. En un segundo, escuché la puerta cerrarse de golpe y al girar mi vista hacia esa dirección, una figura me daba la espalda. Pensé que era ella, estaba aquí para acompañarme y saber como estaba de salud. Quise levantarme un poco, pero unas manos me sujetaron con fuerza a la cama, y una de ellas me tapó la boca.
Aquellas manos tenían un aspecto cadavérico, tétrico, aunque poseían una fuerza descomunal. La figuran se acercó, poco a poco. Y conforme avanzó, pude reconocer, para mi sorpresa y horror, al tipo de aspecto psicópata que estaba en aquella camioneta. Mostraba una perturbadora sonrisa, y de pronto me percaté que en sus manos tenía unas tijeras. Estaba aterrado, no podía hacer nada, nadie me escuchaba, estaba atrapado, acorralado. Unas lágrimas brotaron de mí ser, cerré los ojos, todo estaba perdido. Sentí un profundo dolor en el pecho, pero al aumentar éste, tuve fuerzas para zafarme y levantarme bruscamente.
Abrí los ojos, y no había nadie. Solo mi madre, recostada en una silla, y la tenue luz de la luna llena. Fue solo una pesadilla, tan real como lo que me había sucedido horas antes. Estaba aturdido, quise despertarle, pero preferí dormir y hacerlo en la mañana, era justo para todos.
Súbitamente, algo tocó mi hombro, ahora si estaba en problemas. Giré mi cabeza y era ella. Su aspecto era lucía serio. Tal vez estaba molesta por algo. No sabía que decir, ni como actuar. Su semblante cambió, y preguntó casi susurrando:
- ¿Cómo te sientes? -
- Mucho mejor – respondí en voz baja.
- Descansa, no menciones lo sucedido a nadie, nos veremos mañana. Por ahora no más cuestionamientos ni preocupaciones. Aquí estas seguro. Descansa y recupérate. –
-Gracias – respondí brevemente.
Me dio un beso en la mejilla, y me recostó sobre mi camilla, como mucho cuidado, me arropó, y Salió de la habitación silenciosamente. Me sentí sin miedos ni preocupaciones, y por primera vez desde hacía mucho tiempo, pude dormir en la oscuridad como en la niñez.
miércoles, 15 de agosto de 2007
VI
Tomó su celular y realizó una llamada. - Inician maniobra de superposición. Dirígelo en rumbo desconocido. ¡Hazlo ahora!- replicó.
Después, sugirió que nos ocultáramos detrás de unos estantes. Pensaba decirle que sería mejor correr al auto y escapar, pero sabía lo que hacía, así que decidí confiar en ella.
De pronto, el tipo que estaba inconsciente, se levantó, sacó un aparato de su bolsillo, parecido a una agenda personal, escribió algo, y salió a toda prisa. Esperamos unos minutos, y después salimos. Ella decidió comprar algo helado, como si no fuera novedad, y al pagar en la caja registradora, el dependiente nos miró de forma extraña, pero no mencionó nada.
Al salir de aquella tienda, observe a todos mis alrededores, y mi auto no estaba. Maldita sea, alguien vio que estaba en apuros y decidió robarlo. Realmente había tenido un mal día. – Tu auto está seguro. Solo que no podía estar a la vista de ellos.-
- Menos mal – mencioné.
- Viajaremos en el mío. Además, veo que te lastimaron. – Sólo asentí con la cabeza.
La lluvia se comenzó a desplomarse en breves instantes sobre nosotros. Efectivamente, había un auto donde ella lo había mencionado, pero a estas alturas no existían dudas de mi parte. Casi no podía respirar, debido a que tenía varias costillas rotas. Necesitaba ver a un médico. Pero antes habían muchas respuestas que necesitaba encontrar.
Dentro del auto, me dió a tomar unas cápsulas, las cuáles sugirió que calmarían el dolor. El ruido de la lluvia, el clima del automóvil y el malestar empezaron a hacer mella en mí.
- ¿Ésta vez puedes decirme de que se trata todo esto? Mira, tendrás tus razones, pero mi vida ha estado en juego dos veces en menos de 24 horas, y creo que es justo que si voy a morir, al menos sepa que mi familia estará segura, y quién es el responsable de esto -
- No tengo todas las respuestas, pero tal vez pueda aclarar algunas cosas. Mi nombre es Ángela Mailen, tengo veinticuatro años. Y soy tu centinela.- ¿Mi centinela?- repuse.
- Hace algunas décadas, un grupo de expedicionarios en un lugar del África, encontraron una misteriosa caja, del tamaño de un estuche musical lleno de extrañas inscripciones. Al abrirla se encontraron con 5 figuras de oro. Éstas, no tenían representación con alguna pieza realizada vista anteriormente Decidieron mantenerlas juntas, y llevarlas a Europa, para realizar un estudio sobre ellas. En el trayecto, cuatro de los cinco murieron en condiciones realmente anormales. El último de ellos, llegó a su destino, pero estaba en ese momento desequilibrado mentalmente y se deshizo de las piezas vendiéndolas a un mercader. Sólo conservó aquella caja. -
Tomó un poco de aire y prosiguió.
- Ese cofre, por azares del destino, llegó a manos del Dr. Alexander Phineas, quien pudo descifrar parte de las inscripciones. Allí descubrió que eran utilizadas en un extraño ritual pagano, de tiempos muy antiguos, pero no pudo encontrar más relacione. Fue asesinado, y su cuerpo fue encontrado crucificado sobre el techo de su dormitorio.. Su hijo retomó sus apuntes, y formó un pequeño grupo que se encargaría de encontrar las piezas, mientras que el terminaría el trabajo de su padre.
-¿Ese grupo son los centinelas, verdad? – Pregunté.
- Así es. – respondió. De pronto, sentí que mis fuerzas se iban, ella me miraba fijamente y no mencionaba nada más. Lo último que observé fue la lluvia en el parabrisas.
martes, 14 de agosto de 2007
Desespero
Muy buenas y lluviosas tardes. Un poco de descuido en este espacio, per ha sido por razones de fuerza mayor. Un saludo a aquellos que se molestaron en leer las ideas de este principiante, continuaremos con el relato en estos días. Por ahora solo les dejor un escrito que surgió en estos días, por motivos algo delicados, esta deciado a alguién que no esta con nosotros, por azares del destino. Aun está sin título, je je je. Fue algo muy rápido. Saludos a todos.
No es posible comprender, el porque de los detalles
Inmenso el tiempo juntos y de pronto te vas
Extrañarte es imposible de evitar,
será el carácter, la fuerza, la tenacidad
O los valores y defectos que pudiste dejar,
Mas sin embargo sigo aquí
Mi soledad sideral, esperando el regresar.
Malos entendidos, discusiones, peleas,
Destruyen lo creado con tal facilidad
Que ahora volverlo a realizar
Es tan solo un buen desear.
El asilamiento y los recuerdos,
Es la más prohibida relación
Pues a pesar de la melancolía
Grabados están por sobre la razón.
El tiempo transcurrió sin rapidez ni demora
Habiendo sucesos que ayudaron en el definir
El transcurso del humilde escritor
Inmensa gama de emociones pulularon el vivir.
El mundo recae sobre mí,
A pesar de cualquier deseo
Soledad y yo, indiferencia del destino
Pues en lo profundo, aún con el pasado desespero.
sábado, 11 de agosto de 2007
V
Casi no frecuentaba a mis viejos compañeros, sabía poco de ellos. No soy de las personas que socializan con facilidad, aunque las pocas amistades que tenía bastaban para no sentirme solo en algún aprieto. Y una de aquellas personas había organizado la reunión esa noche. Ver caras conocidas me hizo recordar viejos tiempo, intercambiar experiencias, anécdotas, curiosidades y comprobar que debía cambiar mi estilo de vida.
Esas eran las preocupaciones que se suponía debía tener aquella noche. Pero lo que estaba sujeto a mis neuronas era la forma de poder eludir a mis perseguidores. Una luz de esperanza estaba en la voz de aquella chica. Era lo único que tenía.
Con la habilidad de un contorsionista, pude conectar el manos libres, mientras pasaba semáforos en luz roja. Y mis perseguidores se aproximaban cada vez más. Temía que pudieran utilizar armas, pues de ser así no habría salida. Cuando por fin logré conectarlos, empecé la conversación con Ángela, aunque no sería como hubiera imaginado.
- ¿Cómo vas a sacarme de esto? - exclamé. – ¡Tengo que hacer algo rápido!-
- Tranquilízate, vas por el boulevard Alfonso Ruiz, sigue por el mismo camino, no te detengas, hasta llegar al cruce con Félix Zuloaga. Ahí gira a mano derecha. Aquí estaré, no colgaré – dijo con voz serena.
- Espero que sepas lo que hagas. Si salgo de esto voy a necesitar una buena explicación – repuse.
- Sabrás sólo lo necesario –
Aumenté la velocidad a una forma considerable. Tenía la ventaja de que mi auto, al ser tamaño compacto, podía realizar maniobras que mis perseguidores no haría con facilidad. Tarde un par de minutos en llegar a la intersección e hice lo que aquella chica me había indicado.
- Ahora vamos por la avenida que me indicaste, ¿Qué más debo hacer?-
- Avanza hasta llegar a la gasolinera que se encuentra a tu derecha, baja del auto y entra en la tienda que ahí se encuentra. Dirígete al fondo, a la bodega. Y al llegar ahí no hagas nada, ¿entiendes?-
- Claro, solo que espero que sepas lo que hagas- contesté.
Llegué muy de prisa a la estación de gasolina. Ni siquiera apagué las luces de mi auto, bajé y entré a aquella tienda. El encargado me miró, pero no dijo nada. Escuche el rechinido de las llantas de la camioneta, giré y vi como aquellos hombres bajaban, pero con mucha calma. Parecía que había caído en la trampa. Pero aún guardaba las esperanzas. Pasé la puerta trasera, y ella estaba ahí. Me tomó del brazo con mucha fuerza, y dijo:
- Ocúltate en detrás de aquellas cajas. Si ves que estoy en problemas, corre, aborda mi auto y huye. Toma las llaves. Si eso llegara a pasar, mucha suerte.-
Ni siquiera le hice cuestionamientos, solo obedecía y me oculté. Ella permaneció inmóvil, a unos cuantos metros de la puerta, y yo esperaba lo peor. De pronto los pasos se hacían más fuertes. Se acercaban. Se abrió de golpe. Las dos figuras entraron y cerraron con gran fuerza la puerta.
No había logrado ver al conductor de la camioneta, pero ahora distinguía con gran claridad sus rasgos. Iba completamente de negro, con una gran gabardina.
Era alto, complexión delgada, sus ojos tenían un toque azul, sus manos alargadas y blancas, me hacían recordar un cadáver. Pero era muy diferente a su compañero, tenía porte. Y empezó una conversación con aquella chica.
- ¿Porqué interfieres en esto? No hay esperanza, lo sabes.-
- No la hay, pero estamos aquí para crear una nueva. –
Aquél tipo solo emitió una desagradable sonrisa, y aquellos personajes tomaron la actitud de agresión. Iban a atacarla, y yo no podía dejar que eso pasara, tenía que hacer algo. Si de todas formas el destino estaba en mi contra, no iba a quedarme con los brazos cruzados. Pero antes de poder hacer algo, los dos sujetos se abalanzaron hacia ella. Se movía muy rápidamente, pero para mi sorpresa, ella se defendía muy bien. De pronto, el tipo de aspecto de desequilibrado alargó sus uñas, algo así como una especie de navajas. ¡Cómo diablos pudo hacer eso! Pero a estas alturas ya nada me sorprendía.
Comenzó a moverse muy ágilmente, a tal grado que acorraló a la chica. Entonces los dos se le aproximaron, parecía que todo terminaría. No iba a quedarme así. Saque valor de lo más profundo que tengo y me arrojé contra el tipo de las cuchillas. Lo tomé por la espalda, pero este de pronto se volvió, me tomó del cuello con una de sus manos y me arrojó hacia una esquina. Fue con una fuerza que sobrepasaba los límites, sentí que me rompió las costillas, y ya no tenía energía para levantarme. Súbitamente, aparecío frente a mí, pensaba que fallé en el intento de protegerla, y quise mirarla por última vez. Aquel tipo la sujetaba contra la pared, ella me observó y sus ojos me inspiraron confianza. Con dos movimientos logro zafarse, y aplico un pequeño toque que hizo al sujeto perder el conocimiento. Lo supuse porqué cayó de golpe.
Instantáneamente, se dirigió hacia mi captor, este logró darse cuenta, pero fue demasiado tarde, pues tomó sus manos con las suyas, acercó su boca a su oído, mencionó algo y aquel tipo emitió un grito ensordecedor, parecía más bien un gruñido, igual que aquel “ente” hizo frente a la puerta de mi habitación. Comenzó a perder el control, ella sacó algo de su bolsillo, lo presionó sobre su frente, y sucedió algo muy desagradable. La piel de aquél tipo comenzó a caérsele, y después sus músculos, hasta que quedaron sus huesos, que se convirtieron en cenizas. No daba crédito a lo que había ocurrido, lo único que me alegraba era estar a salvo.
Ella me miró y muy enfadada dijo:
- Desobedeciste mis indicaciones, ¿Qué diablos estabas pensando al hacer algo tan estúpido como eso? No tenías que preocuparte por mí. –
No supe que responderle, pero antes de que lo hiciera, me abrazó. Ahora por fin me daba cuenta de que realmente no me dejaría solo en estos momentos.
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Otra parte mas de este ejercicio. Saludos a Viremar que me echa la mano con esto jaja y me da ánimos.
viernes, 10 de agosto de 2007
IV
La luna estaba resplandeciente dentro de la inmensidad de la noche. El viento golpeaba mi rostro, las estrellas dispersas en el cielo, adornaban el ambiente. Me encontraba manejando mi auto en una desolada arteria de la ciudad, a un par de horas de que se presentara el alba. La reunión, después de haberla deseado tanto, por fin se había presentado. No fue algo memorable, pero cumplió la función de distraerme un poco. Aunque en el fondo no dejaba de pensar en lo ocurrido unas horas antes…
No había bebido lo suficiente, por temor a cometer algún accidente o ser presa fácil de algún agente de tránsito. La soledad de la ciudad me hacia sentir una tranquilidad, me servía para hacer conjeturas, preguntas, enigmas, que siempre me hacían ver que no sabía que había pasado ni que pasaría.
Faltaban una distancia considerable para tomar la salida que me llevaría a mi hogar, cuando de pronto emergió una camioneta, modelo reciente, de un negro impactante, llamaba la atención aunque fuera la mitad de la noche. Se posicionó sobre mi carril y aceleró bruscamente. Soy muy nervioso cuando este tipo de acciones suceden así que decidí tomar el carril de baja velocidad y continuar con mis pensamientos.
Pero ésta se puso a la par con mi auto. Mantenía la misma velocidad que yo, no había salida próxima y solo podía distinguir una figura en la parte del copiloto. Disminuía la velocidad y esta a su vez hacía lo mismo. Aceleraba y se emparejaba conmigo. La situación se volvía cada vez más tensa, era claro, el tipo de la camioneta quería amedrentarme o algo por el estilo. Y mi auto no podría hacerle frente a tal portento de máquina.
De pronto, el cristal bajó y pude observar al copiloto. Hice un movimiento con la mano, para llamar su atención. Como solo miraba su perfil, me percaté que tenía una argolla en su oreja, su cabello era muy largo, y parecía usar un saco muy extraño.
Giró su cabeza y mi mente se impregnó de aquella imagen, que no ha sido fácil olvidar. Sus ojos tenían un color rojizo, como aquellos de los trasnochados, pero irradiaban un sentimiento de odio. Su rostro era muy alargado, y su boca mostraba un semblante de seriedad, Me miró y repentinamente mostró una tétrica sonrisa. Sus dientes tenía el aspecto de haber sido maltratados por el descuido, era como fuera un enfermo mental, un psicópata. Y de sus labios escurría sangre, así es. Me quede perplejo, sabía que eso no podía ser normal, pero después de analizar lo ocurrido anteriormente, todo podía suceder. Y esta vez empezaba a preocuparme.
La camioneta se alejo unos metros, y sabía lo que haría. Se abalanzó sobre mí, pero aplique el freno y esta pasó de largo. Sudaba frío, no controlaba mis reflejos y aquella visión seguía en mi mente. Divisé la salida y la tome sin pensarlo.
Aquella camioneta me siguió, no podía distinguir al piloto pero si a su acompañante. Manejaba como loco, violando todo tipo de reglas establecidas para el conductor. Podía más mi instinto de supervivencia que cualquier riesgo a un accidente. La maldita camioneta aún me seguía, y yo estaba por llegar a mi casa. No podía guiarlos hasta ahí, no señor. Así que decidí empezar un juego en el cual el objetivo era perderlos.
De pronto, sonó mi celular. Número sin identificar. Mal presagio. Decidí contestar, no se porque lo hice. Y esa la misma voz de la tarde.
- Corre mientras tengas con que hacerlo -. Colgué inmediatamente, ya ni siquiera tenía nervios, eludía cualquier obstáculo sin pensar en las consecuencias, pero sin lograr mi objetivo, y pensaba que tal vez podía acorralarme o algo así.
Y volvió a sonar el maldito celular. Numero no identificado, contesté sin pensarlo. – ¡Que diablos quieren de mi! – grité desesperado. Silencio inmenso. La respuesta se presentó de improvisto: - Te dije que no te dejaría solo. Haz todo lo que yo te diga y saldremos juntos de esto, ¿quieres? - . Era ella. ¿Como sabía que estaba en problemas, como saber si estaba detrás de esto o realmente quería ayudarme? La moneda estaba en el aire.
VITE COMENTA:
Hoy es un excelente día. Espero que lo sea igual para ustedes.
jueves, 9 de agosto de 2007
Que hubiera sido...
III
Estaba muy confundido, por todo lo que estaba sucediendo que solo sonreí tímidamente, mientras recogía la vasija del helado.
– Me gustaría saber tu nombre – musité, y ella dijo – Me llamo Ángela - .
El primer, pero el más intrascendente enigma estaba resuelto. De que serviría saber su nombre, necesitaba respuestas a lo que había ocurrido unos minutos atrás.
- ¿Y que te trae por mi casa? – pregunte amablemente, esperando una cordial conversación luego de una vorágine de emociones. – Eso no te incumbe – respondió de forma altanera, cambiando radicalmente su carácter.
- ¡La curiosidad mató al gato!– exclamó, sin dirigirme la mirada. Y se dirigió a mi laptop, encendiéndola de nuevo, y esta vez conectando algo que saco de un bolso de su pantalón, algo esférico de color plateado, con un cable.
Realmente me desagradó la forma en que se expresó después de tantas atenciones de mi parte, y no es que se lo reproche, pero detesto que la gente se comporte de esa manera, aun cuando las circunstancias lo ameriten- No es la forma correcta de responderme – dije, mientras ella empezaba a conectar su dispositivo, – solo pregunto porque me preocupó la forma en que actuaste hace unos momentos -.
Se giro hacia mí, y de nuevo en tono cortante, respondió:
- Nunca pedí que te preocuparas por mí - . Esa chica ahora me estaba exasperando, y no pensaba dejar que se burlara de mi, así que cambie el ambiente de la conversación a un tono más ácido.
– Puedo hacer y deshacer mientras este en mi propiedad, lo que debería es preocuparme por los daños que tu causaste, además de cometer varios delitos de un solo tajo, pues invadir propiedad privada y privar de la libertad a una persona no son algo muy común por estos rumbos, pero puedo disculparte, tal vez seas alguna chica que me di el lujo de despreciar y ahora viene a mi, porque me necesitas – repuse en un tono muy enfadoso, aunque nunca deje de lado mi cortesía hacia ella.
- ¿Necesitarte? ¿Tanto como el ente que trató de destrozarte? Ese si que necesitaba de tu presencia – respondió de forma por demás agresiva. Pero había logrado mi objetivo, encontraba más pistas de quien era, que hacia, el porque de sus actos y lo que estaba detrás de mi puerta. ¿Un ente? ¿Algo así como un fantasma, mounstruo o extraterrestre? ¿Cómo debía interpretarlo? ¿Estaba desequilibrada, o tal solo era una broma, muy bien planeada por mis amigos? Mi mente trabajaba de formas que hacia tiempo no lo hacía.
Necesitaba hacerle más preguntas, pero no sabía como sacarlas a flote. Hasta ahora mis tácticas habían resultado, pero se veía demasiado lista como para caer dos veces con el mismo truco. Y todo esto sucedía mientras ella desarmaba mi portátil, y aquella extraña esfera de pronto se desinfló, literalmente. Se convirtió en un pequeño disco, que introdujo de alguna manera dentro de la misma, y volvió a cerrarla.
Después de esto, se giro de nuevo hacia mi, y comenzó a hablar.
- Mira, no me conoces, pero yo si. Disculpame por mi forma de actuar hace unos momentos, pero era necesaria. No puedo decir nada por ahora, solo que tengas mucho cuidado con lo que digas o hagas, no confíes en las demás personas, porque lo que acabas de observar hace unos momentos fue solo una advertencia, lo peor estar por venir… -
– Espera – la interrumpí, - ¿de que hablas, porque no decir las cosas de una vez, para que tanto misterio? -
– No estas preparado para la verdad, solo te puedo decir que estaré muy cerca de ti, no menciones esto a nadie, y si no crees en algo divino, es mejor que empieces a hacerlo –
Se levanto súbitamente, bajó las escaleras, la seguí, y al llegar a la puerta, se giró hacia mi y me miró fijamente, me dió un beso en la mejilla y dijo – Prepárate para lo peor, pero no temas, siempre estaré contigo – Salió de mi casa, abordo un auto negro, con polarizado, y se fue a toda velocidad. No tenia placas ni algún distintivo, solo se fué, así nada más. Ahora tenía ciertas piezas del rompecabezas, pero ni siquiera sabía como unirlas. Y algo me hacia presentir que las nubes se tornarían mas oscuras que de costumbre."
miércoles, 8 de agosto de 2007
II
Realmente mi vida se hallaba en un estado vegetativo. Había conseguido demasiadas cosas por las que había luchado, y ahora, siendo tan joven, parecía que entraba en una etapa de conformismo. Mi trabajo me llenaba, pero no me daba más expectativas. Mi vida sentimental siempre había estado por los suelos, y este año no había sido la excepción. Y mi vida familiar transcurría con las dificultades normales de una familia con adolescentes.
Y en uno de esos momentos en los que parecía que nada me sorprendería, sucedió aquella extraña aparición. Y ahora estaba ahí, observándola como parecía dormir placidamente. Aunque lo que mas me intrigaba era lo que había estado detrás de mi puerta. Esos extraños sucesos que hicieron sentir un caudal de adrenalina, nunca antes presenciados en mí ser. El miedo, la emoción, el terror, la curiosidad, la sorpresa y la duda se mezclaban y agolpaban sobre mi mente. No sabia que hacer, solo pensaba y buscaba respuestas a lo que había sucedido, sin antes haberme percatado de un detalle.
Mirándola descansar, sobre mi cama, me di cuenta de que había algo que me llamaba mucho la atención de aquella extraña. Desde aquella mirada lo note. Y ahora no dejaba de observarla, detenidamente. Una y otra vez recorría su rostro intentando descifrar el enigma de aquella chica.
De pronto abrió sus ojos, y su mirada se instalo en mí. Esos ojos, azules, no dejaban de mirarme, su rostro no se inmutaba, solo sus ojos expresaban algo que no podía entender. De pronto se comenzó a levantar lentamente, y en un latido estaba frente a mí, con sus manos sobre mi cuello y su mirada inquietante. Y repitió de nuevo aquellas palabras:
- Quiero algo helado…. – Dijo con cierto dejo de ternura.
- Solo tengo nieve - alcance a responder. Y ella asintió con una sonrisa.
- Espera un momento, vuelvo en seguida – baje rápidamente y tome aquel envase lleno de helado que un día atrás había comprado, y siendo egoístas, no pensaba compartirlo con nadie, pero dadas las circunstancias, debía hacerlo. No sabría como reaccionaria, tal vez era una desequilibrada y podría hacerme daño, o estaba confundida, que se yo. Mi única preocupación en ese momento era que el helado fuera de su agrado, y no podía explicarme porque algo tan intrascendente me podría importar tanto en ese momento.
Subí rápidamente y ella estaba sentada frente a mi laptop. Observe que escribía rápidamente, y pensé que tal vez enviaría un e-mail. Cuando mire la pantalla, solo escribía unos y ceros, el lenguaje maquina, pero no era al azar. Parecía que sabia lo que hacia, como hace unos momentos lo había hecho con el teléfono y el televisor.
De pronto se giro y alzo la mano pidiendo el helado. Empezó a comerlo lentamente, lo saboreaba a cada cucharada y por unos momentos dejo su tensa actividad y se deleitó como una niña. Me senté a su lado, intentando poder iniciar la conversación con aquella extraña, pero no me atrevía a arruinar su ritual.
Se volvió hacia mí, y con un gesto de amabilidad dijo – gracias -.
-De nada – respondí. Repentinamente, mi laptop empezó a emitir intensas luces que jamás había visto en una maquina normal. Eran de color azul, un azul muy metálico y los destellos tenían cierto patrón. Y así como aparecieron, se esfumaron. Y volvió a su estado normal, solo que ahora donde estaba esas combinaciones de unos y ceros estaba ahora extraños signos, de un tipo cuneiforme, muy extraños. Y las luces comenzaron de nuevo, aunque ahora con más rapidez. Estaba hipnotizado observándolas cuando volvieron a desvanecerse. Y ahora estaba un escrito en español. Y quise comenzar a leerlo, pero antes me volví hacia ella, pensado que le molestaría, pero no me prestaba atención, pues seguía absorta en su labor.
Volví la mirada, y la máquina se había apagado, solo alcancé a mirar de reojo las primeras palabras, que decían: “La Esperanza ha muerto.”.
martes, 7 de agosto de 2007
I
Una pequeña habitación, con un tenue color amarillo que la hacia muy luminosa, un viejo retrato que me hacía pensar que la ignorancia es sinónimo de felicidad, el implacable ruido del ventilador, el televisor frente a mi y el control sobre mi mano. Vestía algo cómodo, de acuerdo a la ocasión, pues no tenía planes para este día.
Esperaba que sonara el celular. Pero no sucedía así. El sueño empezaba a entremezclarse con el aburrimiento y hacia presa de mis sentidos. Entre largos y pequeños bostezos me balanceaba, dejándomer llevar por las circunstancias.
De pronto, el ansiado timbre hizo acto de presencia. Salgo de mi letargo y miro fijamente el celular. Numero desconocido, adiós a la emoción. Pensé en no contestar, creyendo que tal vez sería algo sin importancia, pero ya que estaba de nuevo en mis sentidos, contesté con desgano.
- ¿Bueno, quien habla? - y nadie respondió,
Lo hice por segunda vez, y las cosas no cambiaron. - Gente sin que hacer, que forma tan estúpida de desperdiciar tiempo y dinero- pensé.
Cuando estaba a punto de colgar, aquel dejo el anonimato.
- No es bueno estar cambiando de canal-, respondió con voz pausada.
- Mire amigo, no estoy para bromas, así que váyase al carajo.-
Termine la llamada, y miré por la ventana. Había permanecido todo el tiempo cerrada, y ni siquiera estaba el volumen suficientemente alto para que algún vecino escuchara. Estaba sólo en casa, pero no había razón para temer, pues el día estaba en plenitud y pensé que podía haber sido algún bromista mezlado con la casualidad.
De pronto, alguien toca a la puerta. Miré por la ventana, pero no distinguí a nadie. La calle estaba extrañanemte sola, como si fuera un barrio abandonado. Bajé lentamente las escaleras y pregunté quien llama, pero nadie respondió.
Estaba frente a mi puerta, cuando escuché de nuevo los golpes sobre ella. Le advertí a quien estaba afuera que se identificara, y al no ver respuesta, decidí observar por mi ventana, pero nadie apareció.
- Tal vez sea el mismo bromista del teléfono - y entonces, con mucho enojo abrí decididamente la puerta, y con asombro, no hay nadie.
Cierro la puerta y escucho que golpean la puerta del patio. Avanzo unos pasos mientras pienso quien puede estar ahí. Es un patio, pero no da hacia ninguna calle, solo a la casa del vecino. Tal vez algo cayó por accidente y se brinco la barda, aunque eso no es muy bueno que digamos. Y ahora quiere pedir disculpas por ello. O pueden ser unos ladrones, y estoy solo.
Abro la puerta, no sin antes tomar mis debidas precauciones y no hay nada. Miro hacia la casa del perro, y este solo gruñía a la nada. Doy unos cuantos pasos y de pronto algo esta detrás de mi, respirándome en mi nuca. Con voz firme, sus palabras me quiebran la voluntad:
- Si respiras, te corto la garganta -
Miles de cosas surcan mi mente, mi vida entera se refleja hacia mi mismo. No podía gritar, no podía correr, no podía sentir. Estaba a la voluntad de aquel personaje, que sin duda seria el mismo que llamo hace unos momentos, aunque su voz no era del todo similar. No sentía, algún objeto sobre mi cuello, solo su respiración sobre mi nuca, podía moverme y asestarle un golpe que me permitiría correr o hacer algo para salir de la situación. Pero el pánico se apoderaba a cada instante de mí.
De pronto, sentí que me tomaba por el cuello, iba a morir, pensé. Espere lo peor, pero sus brazos se hicieron cada vez mas débiles. No quería voltear, me quede helado. Aspire valor, y gire esperando asestarle un golpe, sea donde fuere, iba a pelear, no me rendiría.
Observe, ahí estaba. Una joven de aproximadamente 20 años, largos cabellos rubios, bestia harapos muy extraños, un pantalón muy sucio y desgastado, sandalias de color negro y un saco con muchas hendiduras. Estaba boca abajo, la levante y observé detenidamente. Su rostro, su piel muy blanca, con facciones muy delicadas, no daba la impresión que aquel ser pudiera lanzar semejantes frases amenazadoras.
De pronto abrió los ojos, me miro fijamente. Nunca antes nadie lo había echo así, recorría cada parte de mi retina, me perdí en su miraba, no se porque. Notaba algo muy familiar en aquellos ojos, algo, que a pesar de la situación, me hacia sentir muy tranquilo.
Sorpresivamente, dobló mi brazo por la espalda y me obligó a entrar. Cerró la puerta y se dirigió hacia el teléfono, corto la línea y los contactos de los aparatos. Sabia lo que hacia. – Arriba - exclamo, no le reprochaba nada, estaba bajo su mando, que podía hacer. Además, algo me hacia confiar en ella. Subimos a mi recamara, cerro la puerta, y de pronto, algo hacia temblar las escaleras. No podía ser nadie, todo estaba cerrado. Las cortinas se habían tornado en un color negro muy intenso, y estaban selladas a las ventanas. No había forma de salir de allí. Y los pasos cada vez más cerca. La escalera retumbaba, y ella, solo cerró sus ojos y empezó a orar.
- ¿Que diablos estaba pasando?- dije en tono muy nervioso.
- ¡Cállate!, respondió amenazadoramente y prosiguió con sus rezos.
De pronto, algo estaba frente a mi puerta, parecía estar observando el ambiente, hasta que repentinamente la golpeó, una y otra vez, quería romperla, y solo escuchaba en breves momentos en que cesaban sus intentos, un terrible susurro, no sabia que hacer, y ella estaba muy tranquila.
Yo la observaba, solo oraba y yo sin poder hacer nada, todo parecía terminarse, estaba acabado, no sabia que sucedería, hasta que de pronto, el ruido se detuvo, y esa persona o cosa, bajo corriendo las escaleras y no se escucho mas.
Asome por las escaleras, mi puerta estaba rasgada como si algo con navajas lo hubiera hecho. Había rastros de algún líquido negro similar a la sangre alrededor de la puerta y por las escaleras.
Abrió los ojos y pregunto con voz muy suave: - ¿Estas bien?
Solo asentí con la cabeza, después dijo - Quiero algo helado –
- ¿Quien diablos es? - Me pregunte, pero no tuve mucho tiempo de meditarlo, ella perdió el conocimiento y quedo ahí, inerte, fatigada, y yo con mil dudas acerca de lo que sucedía.
lunes, 6 de agosto de 2007
A G O S T O
miércoles, 25 de julio de 2007
Otra vez los penales
La selección mexicana que compite en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro quedó fuera de la lucha por la medalla de oro al caer 5-4 con Jamaica, en penales; ahora irá por la de bronce.
Vite Comenta
No seria bueno que mejor se anularan esos desgraciados penales. Como puede ser posible que no podamos meter un gol tan facil , digo, ellos en eso son expertos, pero pos si los grandes los fallan , cuanto menos ellos, jejeje.
jueves, 19 de julio de 2007
El Árbol de los Problemas
El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Las cosas no le salieron muy bien, su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y su antiguo camión se negaba a arrancar.
Ofrecí llevarlo a su casa y mientras íbamos en camino permaneció en silencio. Una vez que llegamos me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación: su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente, me acompañó hasta el auto. Cuando pasamos cerca del árbol sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que le había visto hacer un rato antes. Él me contesto: ese es mi Árbol de problemas. Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez.
-Lo divertido es-, dijo sonriendo,...
que cuando salgo en la mañana a recogerlos, ni remotamente hay tantos como recuerdo haber dejado la noche anterior.
miércoles, 18 de julio de 2007
Roban cárteles de 'Transformers' de las paradas de autobús de México
"En las calles de la Ciudad de México la gente está rompiendo los parabuses para quedarse con la publicidad de 'Transformers' (...). Solamente esta semana ha habido 60 robos de parabuses con el arte de los robots", informó la empresa en un comunicado.
La película 'Transformers', dirigida por Michael Bay, retoma la famosa serie de televisión de los años ochenta que narra una guerra entre dos razas de robots que pueden transformarse en animales mecánicos, vehículos y otras figuras.
En México tiene previsto su estreno el próximo viernes, mientras que en Estados Unidos está en las carteleras desde el 3 de julio y en su segundo fin de semana se ha situado a la cabeza de la recaudación en taquilla
martes, 17 de julio de 2007
Bienvenida
<---Segunda parte del texto ---> Aqui habra de todo un poco (lo que se me ocurra o lo que me den ganas de poner jeje) como en los demas blogs, y uno q otro tema especializado. Dudas, sugerencias, reclamos, regaños, criticas, halagos, se acepta de todo. Saludos a la banda de facpya que nos graduamos el Viernes 20 (eaaaaaaaaaaa). Puro LIA ajaja-
Y muchassssss felicidades a mi camarada Mayra Salinas Oviedo, muchos dias de estos, de rato va a ver pastel jajajaa.
Ahora si es la primera entradaaaaaaa.