Las aventuras verdaderamente grandes son aquellas que mejoran el alma de quien las vive. Alejandro Dolina
El pasado 4 de febrero fui a la Ciudad de México, particularmente al partido América - Tigres. Estas son mis experiencias, más apegadas a las sensaciones que a los hechos.
Espera (7:00 pm). El día había llegado conforme a lo que se había planeado, sin contratiempos. Desde que lo planee hasta momentos antes, mis ocupaciones hicieron que se hiciera más llevadero. Por fin llegó la hora.
Tedio (7:30 pm). Casi media hora para la partida. Inmóviles, encerrados, sin poder acelerar nuestra salida. Lo mejor es que las personas presentes comparten una misma afición.
Relax (9:00 pm). La emoción inicial ha pasado. Poco a poco me aclimato al “ambiente”. Imágenes, sonidos, risas... al empezar a salir de la ciudad también abandono la mi rutina.
Sorpresa (10:00 pm). El camino se torna hosco. Lluvia que alerta. Algo de nervios, más que de nervios, de emoción.
Descanso (11:00 pm). Después de unas horas de camino, el cansancio se presenta. Es tiempo de acomodarse y dormir.
Amanecer (7:00 am). Frío, despejado, en otra ciudad. Aun falta camino. El ambiente se comienza a tomar nivel.
Exploración (9:00 am). Llegando a Teotihuacán. A recorrer el lugar tratando de entrar en contacto con nuestro pasado. Admirar lo tangible pero disfrutar lo intangible.
Precaución (1:00 pm). Llegada al DF. Ciudad esplendorosa, aunque esta característica espero apreciarla en próximos viajes. Rumores aparecen de pronto, la intolerancia puede provocar hasta al más paciente. Afortunadamente nosotros no somos parte de esos rumores.
Llegada (2:00 pm). El desgaste del trayecto se ve recompensado por este momento. Descender del transporte inicia la chispa del ánimo. Cientos, miles, con un mismo propósito: disfrutar un partido de futbol.
Impaciencia (3:00 pm). Largos procedimientos para el acceso. Excesiva seguridad necesaria. Amenaza de lluvia que se cumple cabalmente. Todos son obstáculos, que por fortuna hemos superado.
Apoyo (3:30 pm). Al ingresar la emoción se desborda. Buscar el mejor lugar posible. Admirar el lugar. Cantos, gritos, apoyo total al aparecer el equipo. Llegó el momento más esperado desde horas atrás.
Explosión (4:30 pm). El ánimo se desborda. El grito aparece. La celebración llega a su máximo. Como si fuera la primera anotación que se festeja. Nunca será igual verlo que vivirlo.
Alegría (6:00 pm). Termina el partido. Mejor imposible. Ahora de regreso a Monterrey. Largo viaje, todo salió como se esperaba.
Final (11:00 am). Ya en casa. Cansancio, tedio, pereza… Experiencia inolvidable. Valió la pena.
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